lunes, 19 de marzo de 2007

Y de unas ganas de comerrrr...



No cabe duda que a la mayoría de nosotros/as nos iniciaron en el consumo del vino a muy corta edad. En los años del llamado desarrollismo económico, cuando nuestros progenitores, preocupados por ese otro desarrollo que era el de sus hijos/as, no dudaban en administrarnos antes de las comidas un buen vaso de vino quinado. Y es que "da unas ganas de comerrrr....!, como decía la publicidad de la radio y la televisión. Un buen suplemento alimentario además de la leche y el queso que nos enviaban los americanos y que repartían en las escuelas.
De esta manera nos tragábamos, sin rechistar -es la verdad- porque apetitoso sí que estaba, nada más y nada menos que un vaso de vino de 15º.
Bueno algun@s tal vez se iniciaran en el consumo de alcohol estando todavía en la cuna, cuando tras pasar horas llorando, los adultos llegaban a la conclusión de que, comid@ y limpi@, sólo se puede llorar por gases y nada mejor para tranquilizar al bebé que el anís. Pero mejor mojar el chupete en anís, ¿para qué hacer una infusión si esto es más rápido y a él/ella le gusta?
¿No nos iba a gustar?. Seguramente dirían algo así como: "¡qué bien le ha sentado!, le ha calmado el estómago". ¡Como para no calmarlo! Y el chupete...¡cualquiera lo soltaba entonces! Claro que lo malo es que esto debía crear hábito y los adultos más sensatos terminarían recurriendo a otros medios, pero otros, más insensatos, acababan introduciendo a su descendencia en un incipiente alcoholismo.

Y esto, como decía al principio, tenía su continuidad con todo tipo de brebajes para "tonificar" nuestros débiles cuerpos de herederos de posguerra: ponches de huevos batidos con leche, con vino y de manera especial con vasos de vino quinado, que es lo que nos ocupa.
Los bodegueros habían descubierto el filón al añadir a un vino dulce un poco de quina, que no es más que el líquido extraído de la corteza del quino, que tiene propiedades tonificantes, que es lo que realmente vendía.
Y al amparo de los santos, San Clemente y Santa Catalina, por lo que no podían ser malos, nos tomábamos todos los días nuestra copita.
Los publicistas conocían perfectamente el intervencionismo clerical durante el franquismo y la sociedad, sin más remedio, se dejaba querer por dicha intervención.
Nada mejor que nombres de santos para los nuevos productos, para transmitir, así, la aprobación eclesiástica del mismo. ¡Cuántos productos con nombres santos perduran aún desde esa época!, sobre todo en las panaderías, en los hornos de San...., que por cierto, siempre eran santos y nunca santas.
En esa época competían en las propiedades tonificantes de los vinos que consumíamos una santa y un santo. Santa Catalina paracía ser el más popular de los vinos quinados, tal vez por ser ligeramente más barato, pero San Clemente, de mayor campaña televisiva, regalaba su muñequito Kinito seguramente enviando un montón de tapas. Pero era tan graciosillo con ese flequillo cuando decía: ¡y da unas ganas de comerrr....!
Los publicistas del San Clemente fueron unos adelantados de su tiempo, unos visionarios, diría yo, pues se dieron cuenta hace unos cuarenta años de que el uso de la k se terminaría haciendo extensivo entre los jóvenes, en sus mensajes, etc, de ahí que ellos ya usaran la marca "Kina San Clemente", mientras los de Santa Catalina, más correctos con el lenguaje seguían refiriendo lo de Quina Santa Catalina.
Pero con ambos "¡daban unas ganas de comerrr...!

4 comentarios:

Meli dijo...

¡Genial! Nunca faltaba la quina en casa... pero nuestro particular vino dulce se llamaba "Sansón". ¿Te suena?
Mis hermanos tenían un amiguete que era el típico gordito, al que le cantábamos con mucha guasa:
"Sal al balcón
tira un jamón
mira que viene
Colacho
Quiero beber
quiero comer
quiero coger un empacho"

parodia del original "mira que viene Kinito" con el verso final "y me muero de apetito"

Angela E. dijo...

No sé si daría ganas de comer, pero la quina estaba buenísima.

Gollus dijo...

Muy buena esta entrada, sana para el recuerdo.

Te recojo (y enlazo) parte de ella para mi blog. (Espero no te moleste)

Saludos ;)
Gollus.

Anónimo dijo...

Como la vida misma.