domingo, 21 de enero de 2007

El buga

Ahora que me he comprado un nuevo coche, supermoderno, con todas las comodidades, me he acordado mucho, mucho, del primer coche que tuvo mi padre. Era este, y este fue el día del estreno. Fue un día de Reyes. Yo, orgullosa, exhibo mi muñeca, la de siempre (ya hablaré de ese tema). Mis hermanos, por una vez de acuerdo, miran al objetivo. Mi madre y mi tía, vestidas ellas muy sesenteras (no me digáis que no parecen las Supremes) parecen casi gemelas, aunque eran radicalmente diferentes. Pero todas las chicas se peinaban y vestían igual (véase a nuestra asistenta, al fondo). En eso no hemos cambiado mucho. En cuanto al coche, objeto de esta entrada, era un Renault 8 gris marengo, matrícula TF 29721 que todavía me acuerdo, con unas ventanas incomodísimas de abrir de dos paneles, que es lo que más recuerdo del coche. No sé si corría mucho o no corría, me imagino que no, sobre todo por que el estado y el trazado de las carreteras dejaba mucho que desear, pero ... estábamos tan contentos con él como yo ahora con el buga nuevo. Y me imagino que mi padre mucho más.

3 comentarios:

Mar dijo...

Lo has clavado con lo de las Supremes, juas, juas. Oye, las primas de Sanxenxo ¿no te recordaban a las hermanas Hurtado?

Meli dijo...

Me horrorizaban tanto que creo que no llegué a mirarlas directamente. ¿Había una Paloma? Cielos, tenía que haberme asustado menos y mirado más.

Mar dijo...

Sí, había una que era más alta y más rubia y las otras dos eran clónicas. Y cuando se fueron muriendo, las pobres, no sabía cuál faltaba hasta que veía a las otras por la calle; siempre me fué imposible identificar a cada una con su nombre.